
¡Bienvenidos sean, al "café de lo clandestino"!
Al entrar a esta morada, observé unas lamparas a contra luz, entre neón y rojo, algo sumamente inusual en este pasaje del sur.
Jóvenes y mayores, adictos al café entran porque la decoración es sumemente llamativa: las paredes se encuentran decoradas por espejos y las personas al sentarse en vez de mirar a su interlocutor, observan su reflejo.
¡Que divertido es esto! Nadie sabe el gran detalle que se tiene en la decoración ni nadie imagina las historias que se traman a la hora de tomar un café. Siempre lo he dicho: las personas son más interesantes cuando dejan de hablar de sí mismos. Aunque no lo crean, adoro saber que piensan con respecto a la política, la nueva película de Iron Man o sobre el último libro de Pedro Almodóvar.
¡Qué se yo! Si hubiese estudiado para Psicoloca, aceptaría que me hablarán de sus problemas maritales y sexuales, aunque si tienen una personalidad psicótica puede ser más interesante el intentar ser su terapeuta, pero no lo soy y por más que lo evite, siempre me involucran en sus efímeras vidas.
Bebo un sorbo a mi café y sigo leyendo a Patty Diphusa, estoy de acuerdo con ella: los hombres y las mujeres somos seres tan dicotomicos y más parecidos de lo que creemos. Solamente nos diferencia una cosa: nuestra capacidad de raciocinio y nuestra forma de expresión.
En fin, mi Latte está muy caliente y mi lengua no lo ha soportado, mi amigo Uriel se hubiese burlado de las lágrimas que acaban de salir de mis ojos, pero no maldigo a mi Latte, lo prefiero hirviendo que congelado. Todo a excepción del SUSHI, es más rico caliente, incluso estar caliente es más rico.
Dije que no hablaria de temas sexuales, pero siempre salen, no puedo evitarlo. Seguramente alguna vez los tomaré porque sin querer escucho de todo y el tema de las preferencias sexuales es uno de mis favoritos. Pueden llamarme por el momento morbosa, pero sólo por el momento.
Mi taza ha llegado a la mitad, cosa que lamento, eso quiere decir que debo de comprar otro café y mi monedero no lo soportaría. No me queda otro remedio que disfrutar mi latte y obtener otro trabajo para seguir con mi adicción al café.
Desde que tengo uso de razón, básicamente desde los 17 años porque a esta edad uno empieza a conocer la palabra "vida", he soñado con mi propio café y no se me ocurrió mejor nombre, después de ver un especial de Rock en la tv.
The Underground Coffee, abre sus puertas, espera que no sólo les guste la decoración, sino que también sean sus críticos más fieles y los consumidores más asiduos. Puedo recomendarles el especial de la casa un Latte Vienés, una mezcla de expresso, leche y crema batida, ¡no apto para dietas!
¡Espero les guste!



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